cuando la Iglesia de Roma insistió que los libros apócrifos eran parte del Antiguo Testamento, o que estaban en igual categoría que el resto, mientras que las iglesias protestantes negaban esto. Mientras que algunas iglesias protestantes consideraban los libros apócrifos como lectura edificante (por ejemplo, la Iglesia de Inglaterra continuó incluyéndolos en su leccionario «para ejemplo de vida y no para establecer ninguna doctrina»), todos estuvieron de acuerdo en que, hablando debidamente, el canon
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